La Trochita: De Malvinas al rescate de las locomotoras a vapor
Se trata de Gabriel Asenjo, técnico mecánico, ex combatiente, desde hace 12 años se dedica a restaurar locomotoras a vapor.
La reciente edición de la Feria Internacional de Turismo (FIT) 2022, realizada en el predio ferial de Palermo, se constituyó en un escenario ideal para ofrecer al público visitante toda la oferta turística de la que dispone Argentina y, también otros destinos internacionales.
Dentro de la gran oferta turística de nuestro país, la Patagonia ocupa un lugar preponderante y, si hablamos de la Patagonia, es imposible no hablar de “La Trochita” el legendario ferrocarril de trocha angosta que por décadas surco la meseta patagónica en distintas etapas.
Este servicio fue pensado, a principios del Siglo XX por el ingeniero Maximiliano Ramos Mejía, para vincular Puerto Madryn con Ingeniero Jacobacci, porque la idea original era sacar la producción de trigo, harina y lana de Chubut y Río Negro para embarcarla en Puerto Madryn y no enviarla a Buenos Aires.
“Solo se llegó hasta Alto Las Plumas, a orillas del río Chubut. Luego se construyó el tramo Jacobacci – Esquel, pero nunca se unieron con Alto Las Plumas”, explica Gabriel Asenjo, un apasionado de las máquinas a vapor y entusiasta, restaurador de estas verdaderas piezas de museo, que hoy surcan parte de la Patagonia con fines turísticos.
Una muestra de lo que fue el ferrocarril conocido como La Trochita, que este año cumple un siglo de vida, se pudo observar en la última edición de la FIT 2022. Este ferrocarril recibió en la muestra la distinción “Marca País, Argentina”.
La empresa Tren Patagónico, operadora del servicio de trenes Viedma- San Carlos de Bariloche, se propuso como objetivo revindicar ese legendario servicio.
Es así que expuso una máquina a vapor restaurada y un vagón de pasajeros de principios del Siglo XX para recordar en alguna medida la época de esplendor de La Trochita.
“Esa locomotora (a vapor) Henschel, alemana de 1922, llegó a la Argentina junto a otras 50 máquinas similares, en el marco de una compra que hizo el Estado nacional de material de post guerra. Esos materiales fueron utilizados en la Primera Guerra Mundial para el transporte de pertrechos militares. También se trajeron 25 locomotoras estadounidenses Baldwin, destinadas a los ramales del sur”, explica Gabriel Asenjo, Presidente del Ferroclub Argentino y restaurador de máquinas a vapor.
Los inicios
Gabriel Asenjo, desde chico sintió afición por los trenes como muchísimos argentinos, que sin tener algún tipo de relación con los ferrocarriles, sienten una suerte de enamoramiento de los trenes, las vías y toda actividad que a ellos los relacionan.
Su primer contacto con una locomotora a vapor fue cuando tenía apenas 7 años. Su tío debió hacer una suplencia como jefe en la estación Pardo, en la provincia de Buenos aires y, lo dejo subir a una locomotora a vapor. ”Mi sueño era manejar una de esas máquinas a vapor”, comenta a Visión Web con una amplia sonrisa.
Para completar este nota, Gabriel recibió a Visiónweb en su tornería de Gerli Este, vestido con ropa de trabajo, las manos engrasadas, se disculpas y saluda al cronista con el codo, mientras controla la temperatura de una prensa que debía procesar una pieza de resina.
“Tenía un tío abuelo que era ferroviario, me hizo entrar en ese mundo para verlo por dentro, me enseñó las estaciones, las señales, el telégrafo, atendíamos los trenes que pasaban por la estación Pardo y en una ocasión tuve la suerte de subir a una máquina a vapor. Estaba feliz de la vida y quería ser conductor de una máquina como esa”, recuerda con una sonrisa ese momento de su infancia, mientras acomoda con una mano su cabellera blanca.
Pero la historia no quedó en ese recuerdo porque “Cuando yo era adolescente, en Azul, donde vivía mi tío, lo seguía visitando, subía a las vaporeras que hacían maniobras y también a las diésel, era como una pasión”, recuerda.
El frente de batalla
Muchas veces los caminos de la vida son inescrutables. Nunca se sabe hacia dónde Dios lo llevará a uno. En el caso de Gabriel, ese destino estuvo signado por la Guerra de las Malvinas que lo obligó a embarcarse en el Bahía Buen Suceso y estar en el frente de batalla: “Me faltaba poco para irme de baja. Estaba destinado en el Apostadero Naval Malvinas y nuestra función era de apoyo logístico, aunque nos tuvimos que desplazar a otros puntos de las islas, hasta la rendición”, recuerda.
Luego del conflicto bélico y de regreso en Buenos Aires, como ocurrió con muchos soldados, no podía alejar de su cabeza los momentos que vivió en el frente, hasta que un día una terapeuta le sugirió que “pusiera su energía en algo que lo apasionara”
Gabriel se define como un ferroaficionado “porque me gustan los trenes y donde había una estación de pueblo yo la visitaba, aunque el tren no pasara más. Me hago socio del Ferroclub Argentino y me encuentro con que había locomotoras a vapor, pero había que arreglarlas. Es así que comienzo a repararlas, hasta ponerlas en marcha”, comenta
Su interés por las máquinas a vapor lo llevó a realizar un curso de capacitación para la conducción de estas piezas verdaderamente históricas y a partir de ese momento comenzó a estudiarlas en profundidad.
“En 2009 Tren Patagónico se pone en contacto con el Ferroclub para solicitar asesoramiento técnico para reparar locomotoras a vapor. Junto a un amigo nos ofrecimos en forma privada y es así que nos llevaron a Ingeniero Jabacci. Para mi, ver La Trochita fue como cumplir un sueño”
Primera experiencia
La primera experiencia comenzó con la locomotora Nº 3 “Ahí es donde yo pude comprender como funciona esta máquina, pero me encontré con mucha resistencia por parte de la gente del ferrocarril, al aplicar materiales o métodos de trabajo que no eran los tradicionales, todo era muy complicado y había que negociarlo y fue en ese momento en que encontré el apoyo del ingeniero Fatori”, recuerda Asenjo.
De profesión técnico mecánico, su carrera fue fundamental para poder alcanzar ese sueño, que además de capacitarse para conducir locomotoras a vapor, tuvo el orgullo de reparar cuatro equipos, uno se encuentra en Esquel, Chubut y las otros tres en Río Negro, con base en Jacobacci.
La locomotora exhibida en la FIT de Palermo pertenece al ramal que “debió unir Puerto Madryn con Ingeniero Jocobacci, se truncó en Alto Las Plumas, a orillas del río Chubut. El otro tramo que se construyo es el que une Jacobacci con Esquel (Chubut), que nunca se conectó”, recuerda Gabriel.
La onda retro
Consultado acerca de interés o resurgimiento de este tipo de trenes, Gabriel Asenjo cree que se está produciendo una onda retro, porque hace 20 años “el ferrocarril era considerado obsoleto y ahora antiguo, entonces las nuevas generaciones que no las conocieron (a las locomotoras) se interesan en viajar en trenes a vapor, pero no apasiona a los jóvenes, porque es un trabajo pesado, prefieren más el diésel”.
Sin embargo el técnico reconoce que en los últimos años se comenzó a dar “todo una movida turística, con los trenes a vapor, sobre todo en Europa, que hizo una industria turística del vapor, Estados Unidos, semi desarrollada y en América Latina, la actividad se encuentra aún en estado embrionario»
Las locomotoras a vapor en la región
En la región no son muchas las experiencias que se conocen. Sin embargo, Colombia tiene una máquina a vapor que funciona con fines turísticos, Brasil tiene dos en funcionamiento y en “Chile, tiene dos recorridos, uno es el Valdiviano y el de Temuco, que hacen viajes cortitos en verano”, explica Gabriel
Además “Hay una máquina que la estoy armando yo, pero hay que convertirla de vapor a gasoil, porque, como funciona con carbón se contamina el ambiente. Al estar fuera de servicio estamos trabajado en la reparación de calderas y una estética general, para que quede apta para el funcionamiento”, describe.
Expectativas
Gabriel Asenjo no pierde su entusiasmo por la tarea que eligió como hobby, pese a las circunstancias, pero frente a la consulta referida a sus expectativas futuras aseguro que se trata de “un rubro impredecible. En 2015 hice dos locomotoras para Río Turbio y, me parecía que en el futuro iba a trabajar con ese tema, cambio el gobierno y todo fue a parar a la basura”, lamenta
“Una quedó aquí, en Buenos Aires, a medio armar, nos dejaron con una deuda tremenda y durante cuatro o cinco años no se habló del tema vapor, incluso en La Trochita misma entre 2016 y 2017 no se hizo nada y después de la pandemia es como que toman un nuevo impulso”, cierra Asenjo.