Una luz en el horizonte marino
En algunos de estos verdaderos monumentos funcionan museos que albergan una parte de la historia marítima argentina.
Hablar de los faros numerosos ubicados en la costa marítima argentina, significa bucear en la historia de navegantes y barcos que a lo largo de los años debieron desafiar aguas turbulentas, en particular cuando se piensa en el Canal de Beagle, el paso que une el Atlántico con el Pacífico en el sur de nuestro país.
Algunos de estos faros acumulan más de un siglo de vida, otros dejaron de proyectar sus ases de luz hace muchos años, pero nadie puede negar que al referirnos a ellos la imaginación vuela hasta un mundo mágico lleno de aventuras.
Un reciente informe publicado por el suplemento De Viaje, cuenta parte de esa historia y desde VisionWeb queremos compartirla con nuestros seguidores.
El Faro del Rio Negro
El faro del balneario El Cóndor, en la provincia de Río Negro, que tiene 135 años, es el más antiguo en servicio del país y el más longevo de la Patagonia. Ubicado en un acantilado, que permite tener una visual panorámica del balneario El Condor, de la desembocadura del Río Negro, recibe cada año a miles de viajeros que buscan allí respirar naturaleza y conocer la rica historia de la región.
El edificio, que se encuentra elevado sobre el nacimiento de un acantilado, su estructura es cilíndrica, blanca; con una garita superior y una casa habitación hexagonal. Tiene 64 escalones hasta su torre y su altura sobre el nivel del mar es de 45,62 metros.
Se erigió tomando en cuenta que el río Negro -con el puerto de Patagones- constituía una vía imprescindible para la expansión territorial de la Nación y desde entonces guía a los navegantes. Su luz -con una intermitencia de 10 segundos- tiene una extensión de 16 millas náuticas.
Su construcción se inició el 8 de octubre de 1886 y fue tan rápida su edificación con las características que aún mantiene, que se inauguró el 25 de mayo de 1887. Algunas versiones alegan que uno de los motivos fue el encallamiento sobre la restinga ubicada al pie de los acantilados del motovelero danés “El Cóndor” que luego dio lugar a que esa playa se bautizara con ese nombre.
Faro de Punta Mogotes
Ubicado unos 8 kilómetros al sur de cabo Corrientes, el popular faro de Punta mogotes, ese que los veraneantes aprecian en las playas sur de Mar del Plata, se inauguró el 5 de agosto de 1891, y su luz blanca nocturna emite un destello cada 19 segundos desde la cima de una torre de 35,5 metros, decorada con franjas horizontales blancas y rojas. Se accede a la garita por una escalera de 154 escalones.
La torre fue construida por la empresa Barbier, Bernard y Turenne, en Francia, la misma que construyó la Torre Eiffel y otros faros en la Argentina; los de Punta Médanos, en el Partido de la Costa, y Recalada, en Monte Hermoso.
En 1934 se transformó en el primer radiofaro del país, y un atractivo extra es su Sala Histórica creada por el Servicio de Hidrografía Naval en 1997, como reconocimiento a su contribución a la comunidad marítima marplatense y a los navegantes en general.
El nombre del lugar proviene de esta punta redondeada al sur de la conocida playa, formada por una restinga de arena y rocas que se llaman “mogotes” y forman parte del sistema serrano de Tandilia, que aquí se hunde en el mar.
En sus instalaciones funcionan además el Museo Faro de la Memoria y el Museo Arqueológico Guillermo Magrassi.
Faro Les Éclaireurs
Es la postal favorita de muchos y un recuerdo imborrable para quienes han navegado por las aguas del Beagle. Azotado por los fuertes vientos australes, el faro Les Eclaireurs permanece intacto, erguido como un solitario guardián del paso marítimo que conduce a Ushuaia.
Inaugurado el 23 de diciembre de 1920 en uno de los islotes Les Eclaireurs (Los Exploradores), tiene una torre de 11 metros de altura, y en las rocas a sus pies, golpeadas por el helado oleaje, suelen morar cientos de cormoranes y lobos marinos. Una postal extraordinaria en medio de la salvaje naturaleza del “último confín de la Tierra”
Desde 1920, ha funcionado ininterrumpidamente durante décadas de historia fueguina. En la actualidad, el faro es operado remotamente y está provisto de un equipo luminoso a base de paneles solares. Dada la popularidad entre los visitantes, se lo ha asociado frecuentemente con la famosa novela de Julio Verne, “El faro del fin del mundo”. Esto no es correcto, ya que el faro que inspiró al escritor francés se encuentra en la Isla de los Estados, al este de Tierra del Fuego, en el Cabo San Juan de Salvamento.
Faro de Quequén
En medio del encantador paisaje de dunas, río y mar que ostenta Quequén, se levanta el famoso faro que con más de 100 años de historia sorprende y atrae, como un imán, a miles de turistas cada verano llegan hasta Necochea.
Inaugurado en 1921, está ubicado en calle 541 entre 514 y 516, y su torre de 34 metros de altura permite una vista inigualable a 64 metros sobre el nivel del mar, de la costa.
Emblema y guía de los navegantes, fue construido gracias a un proyecto ideado y presentado por el Capitán de Navío Obel Renard, jefe de la división de hidrografía, faros y balizas, un 18 de septiembre de 1916. Cinco años después, el 1° de noviembre de 1921, a las 18:30, se hace despertar al gigante vigía.
El Faro Quequén, cuyo nombre proviene de la voz de origen mapuche “Kem-Kem”, que significa barranca, iluminando una distancia de más de 42 kilómetros, vela por la vida de los navegantes para llegar salvos a destino (VW)