Lijo no renuncia y el gobierno no retira su pliego
Lijo tiene 54 años y un juzgado a cargo en los tribunales federales porteños, además de subrogar otro, que correspondió a Sergio Torres, actualmente en la Suprema Corte Bonaerense.
La designación de Ariel Lijo como ministro de la Corte Suprema entró en un cono de dudas luego de que hoy la Corte le rechazara la licencia que le había otorgado la Cámara de Casación: mientras el magistrado no estaría dispuesto a facilitar a renuncia a su Juzgado en Comodoro Py para facilitar el trámite de jura, mientras que el ejecutivo no retiraría su pliego del Senado, lo que podría derivar en un rechazo por parte de la oposición.
El gobierno hizo trascender a través de algunos medios nacionales -Clarín, La Nación- su sorpresa y disgusto por el rechazo a la licencia que votó hoy la Corte, un movimiento que implicó que el alto tribunal no le tomara juramento a Lijo. El tribunal avanzó con una acordada a la que se plegó Maniel García Mansilla, el magistrado que fue nombrado por decreto pero sí logró que la Corte le tome juramento, porque no tiene otro cargo en la justicia.
“No va a renunciar”, le atribuyen a haber dicho a Lijo en una nota de Clarín firmada por Lucía Salinas. “Hacerlo implicaría abandonar un despacho que ocupa hace más de veinte años y que, a diferencia de la designación a comisión del Gobierno, le proporciona estabilidad” añadieron fuentes ligadas al magistrado al mismo diario.
Lijo tiene 54 años y un juzgado a cargo en los tribunales federales porteños, además de subrogar otro, que correspondió a Sergio Torres, actualmente en la Suprema Corte Bonaerense. Con 19 años de judicatura por delante, la renuncia sin tener asegurado un lugar en la Corte sería un movimiento peligrosol: el nombramiento “en comisión” por decreto es válido solo hasta que termine las sesiones ordinarias del Congreso en noviembre.
En ese marco, la oposición trabaja para lograr en los próximos días (pódría ser el 11 de marzo) una sesión en la que lleve al recinto el pliego del magistrado: si el oficialismo no logra los dos tercios de los votos (o sus opositores reúnen un tercio) el nombramiento quedará definitivamente trunco. En el Ejecutivo parecen preferir el riesgo de una derrota: confían en tener el número.
La envestida del Kirchnermo y otras fuerzas de la oposición no se detendría en Lijo, además: buscarían rechazar el pliego de García Mansilla también.
El Gobierno ya trabaja en la estrategia parlamentaria para resistir. En el Instituto Patria creen que podrán cerrar filas con la mayoría de sus senadores, aún reconociendo que hay discrepancias internas y algunos sí acompañarán a Lijo. El principal objetivo es abroquelar a su propia tropa y alcanzar el quorum gracias a otros sectores de la oposición.
En el kirchnerismo se ilusionan con los votos negativos de los radicales Pablo Blanco, Martín Lousteau y Carolina Losada, los amarillos Luis Juez, Carmen Álvarez Rivero y Alfredo De Angeli, el formoseño Francisco Paoltroni, acérrimo opositor a Lijo, y hasta confían en el apoyo de la cordobesa Alejandra Vigo.
En contrapartida, en el Gobierno pretenden quebrar esa eventual convergencia, retomando las negociaciones con gobernadores y otros aliados e instando a que no jueguen en tándem con Unión por la Patria. En paralelo, funcionarios aseguran que Lijo pudo entablar sólidos vínculos con senadores y hasta con mandatarios provinciales, con lo cual dan por sentado que “se garantizará sus propios votos” en el Senado.(vw)