Desde ahora los artistas podrán gestionar sus derechos sin intermediarios
Cambios en los derechos de autor y fin de monopolio, dijo el ministro de Desregulación. El Decreto 138/2025 pone fin a la obligatoriedad de que los creadores canalicen sus derechos a través de entidades como SADAIC, SAGAI, AADI-CAPIF, DAC y ARGENTORES, las cuales controlaban la recaudación y distribución de estos ingresos.
El ministro de Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, explicó los cambios a la regulación de los derechos de autor, a través del Decreto 138/2025, que determinó que desde ahora los interesados puedan registrarse a partir de una sociedad de gestión colectiva u optar por inscribirse de manera individual, algo que antes no era posible.
El ministro consideró que esta normativa permitirá terminar con un “perverso sistema” que se extiende desde la época del golpe de Estado que arrancó en 1966.
“Hoy liberamos a la cultura argentina del sistema de control estatal instaurado por el régimen de (Juan Carlos) Onganía hace 50 años y que hasta la llegada del presidente Javier Milei nadie quiso o se animó a desarmar”, aseguró Sturzenegger.
“Hasta ahora el Estado controlaba los ingresos de todos los artistas, obligándolos a rendir sus derechos a través de una organización autorizada por el mismo Estado. Este perverso sistema ideado por el presidente de facto Onganía (luego amplificado por el kirchnerismo, que comparte esa visión autoritaria del poder) le permitía al Gobierno dos cosas. Primero, tener el control de los derechos de los artistas para disciplinarlos (ya sea privilegiándolos en el cobro o extorsionándolos). Segundo, constituía una abultada caja en la que vale el dicho ‘el que reparte se queda con la mejor parte’. (El kirchnerismo le sumaba la hipocresía, porque mientras condicionaba la creación artística y le sacaba recursos, te verseaba que la quería ayudar y promover)”, justificó el ministro.
Al mensaje, Sturzenegger le sumó una foto hecha con Inteligencia Artificial (IA) donde se ve a Onganía desplazado por un grupo de jóvenes músicos. “Por eso acompañamos este post con una imagen de unos músicos despidiendo al dictador Onganía. ¡Nunca más el control del Estado sobre la cultura! ¡Viva la libertad carajo!”, exclamó.
Tras eso, el funcionario destacó que desde la época de Onganía y hasta este jueves en que se publicó el decreto las sociedades de gestión colectiva (SGC) -que en la Argentina son Sadaic, Sagai, Aadi-Capif, Dac y Argentores– tenían un “monopolio” en la representación de los derechos autorales y en la fijación de las tarifas para usarlos.
“Los músicos que querían vender su música (incluso hacer un show en vivo) debían cobrar obligatoriamente a través de Sadaic y Aadi sus derechos. Miren el absurdo: en un recital, en vez de que la banda pudiera cobrar sus derechos sin intermediarios, tenía que pagárselos a Sadaic, que luego le ‘devolvía’ lo que era suyo”, expuso.
Entonces, planteó que esta desregulación instrumenta dos cambios “decisivos” para la industria. “1) Elimina el monopolio de las SGC: desde hoy si alguien quiere fundar una Sadaic-2 para competir con Sadaic, podrá hacerlo. 2) Permite que los autores y creadores celebren acuerdos particulares sin intervención de dichas sociedades, cobrando sus derechos ellos mismos y acordando la tarifa con el usuario”, enumeró y sostuvo que los beneficios son “evidentes” porque de esta forma los autores “recuperan la libertad que les da el pleno control de sus derechos”, debido a que podrán elegir quién los representa o representarse ellos mismos sin intervención de una SGC.
“Los contratantes, por su parte, sabrán que con el acuerdo particular ya satisfacen todos los derechos económicos de ese autor, lo que da mayor certeza en el comercio. La competencia fomentará la transparencia y ahora las SGC estarán obligadas a ofrecer un servicio transparente, eficiente y eficaz a sus socios”, remarcó.
Luego concluyó: “Miren esta locura: Sadaic pagaba el personal y los elementos que requerían sus auditores para llevar adelante su tarea. Sin competencia podían hacer lo que quisieran, drenando hacia las SGC cualquier gasto que consideraran válido. Ahora la competencia los disciplinará y los obligará a ser eficientes”. (VW)