En Navidad, todos los caminos conducen al campo
Cada país tiene sus propias tradiciones para celebrar la Navidad. En Argentina, hay dos elementos que no pueden faltar: el árbol y el pan dulce. Ambos son protagonistas de nuestras fiestas, gracias al trabajo de miles de productores agropecuarios*.
En el siglo IV la fiesta romana más importante, Saturnalia, se transformó en la Navidad cristiana heredándonos la tradición de decorar los hogares con ramas de pino y velas encendidas. También el intercambio de regalos y el canto de villancicos(1).
Mucho más cerca en el tiempo, la reina Victoria de Inglaterra se fotografió con su familia alrededor de un árbol decorado, lo que hizo que el “árbol de navidad” fuera tendencia y a partir de allí se popularizara su uso.
En estas latitudes donde la Navidad llega en verano, la costumbre ha sido usar árboles artificiales. Sin embargo, muchas familias optan también por elegir árboles cultivados con suma dedicación pensando en esta celebración, y aunque los llamamos genéricamente “pinitos de navidad”, los más comúnmente usados son abetos, cedros y thujas (coníferas parientes de los pinos) que se cultivan en viveros de la Patagonia y la Mesopotamia, principalmente. De allí se distribuyen a todo el país para que los puedas plantar en el patio de tu casa o ponerlo en una maceta en el living y decorarlos como más te guste.
Los caminos de Milán
El pan dulce, panettone para los italianos, nació en Milán. No se sabe bien si por un error del cocinero del duque Ludovico Sforza, como cuenta la leyenda, o por otras razones. Lo que sí sabemos es que llegó a nuestra tierra de la mano de los inmigrantes italianos.
Estos lo fabricaban para su propio consumo, hasta que se comenzó a comercializar puerta a puerta. El éxito fue tal que las empresas lo entregaban como regalo de Navidad a sus empleados y hoy, el pan dulce está presente en las mesas de Navidad y Año Nuevo de todos los argentinos.
Los caminos de la agricultura
Y así vemos como, para cumplir con todas las tradiciones navideñas, necesitamos al campo. Si hablamos de comida, la mayoría de los ingredientes provienen del campo. Para hacer pan dulce, por ejemplo, se necesita harina, huevos, manteca, leche, levadura, pasas de uva y frutas confitadas.
Desde el agricultor pampeano que produce el trigo, pasando por el cañero del NOA, el tambero del centro del país, el productor avícola de Entre Ríos, los frutícolas de Cuyo y los forestales del NEA, los productores agropecuarios de medio país trabajan 365 días por año para que vos y yo podamos disfrutar la Navidad.
¡Y hay más campo en las Fiestas!
La agricultura también se hace presente en la decoración, con la cera de las velas (soja), telas y cintas (algodón) para confeccionar los adornos y mantelería navideña. También en los regalos: papel y cartón para cajas y envoltorios (especies forestales), pegamento para las etiquetas (derivados del maíz) y madera y bioplásticos (derivados de caña de azúcar) de algunos juguetes que regalamos a los más pequeños.
Además, el campo nos facilita el viaje para reunirnos con nuestros seres queridos con los biocombustibles y también aporta su “granito de maíz” para que podamos disfrutar de los fuegos artificiales.
En cada detalle de nuestras celebraciones, el campo está presente, conectándonos con la tierra y sus frutos. Esta Navidad, celebremos el esfuerzo de quienes trabajan todo el año para llenar nuestras mesas y corazones(VW/NAP)
* Trabajo preparado por Agrocultura