Las cuatro décadas de democracia
El 30 de octubre de 1983 es una fecha que quedó grabada por siempre en la memoria de los argentinos, día en que se puso punto final a poco más de siete años de la dictadura militar más sangrienta del Siglo XX.
Los argentinos y argentinas que por estos días transitan los 68 años de edad, seguramente tendrán guardado en algún rincón de su memoria aquel 30 de octubre de 1983, cuando emitieron su voto por primera vez y, luego de varias décadas de sucesivos golpes de estado, un presidente fue elegido por el voto popular para conducir los destinos de la Nación.
Ese día, un abogado de Chascomús, Raúl Alfonsín, fue ungido como presidente de la Nación, cargo que asumió el 10 de diciembre de ese mismo año.
Ese año fueron varios los candidatos a Presidente que competieron en las primeras elecciones democráticas que ponían punto final a ese cruento proceso militar que comenzó a derrumbarse, luego de la Guerra de las islas Malvinas.
Incluso hasta uno de los jefes del proceso, el entonces almirante Emilio Eduaro Massera, había lanzado su candidatura para ocupar el sillón de Bernardino Rivadavia, quien debió competir con Raúl Alfonsín, Unión Cívica Radical; con Italo Argentino Luder por el Partido Justicialista y el ex gobernador bonaerense, Oscar Alende, Partido Intransigente.
En la campaña electoral, Alfonsín se rodeó de un importante grupo de profesionales, quienes volcaron sus conocimientos de publicidad para impulsar su postulación, mientras que Luder confió en el poder de movilización del peronismo.
El país estaba bajo el mando del dictador Reynaldo Benito Bignone, quien había quedado al frente de la dictadura tras la caída en desgracia de Leopoldo Fortunato Galtieri, luego de la derrota en Malvinas.
El 12 de julio de 1983, el militar había firmado el Decreto-ley 22.847 para convocar a elecciones generales a realizarse el domingo 30 de octubre.
Días antes del histórico 30 de octubre, día regreso de las urnas, Alfonsín y Luder encabezaron masivos cierres de campaña en la Avenida 9 de Julio: ambos quedaron en la historia, pero por distintas cuestiones.
Mientras el acto del radical quedó en la memoria por su emotivo «rezo laico» recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional, la convocatoria peronista tuvo el insólito error político del candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias, quien quemó un cajón con las siglas UCR y la leyenda «Alfonsín QEPD».
Ese año fueron 18 millones los ciudadanos habilitados para emitir su voto y generar así una nueva etapa en la cruenta historia argentina. Ese día el 85 por ciento de los empadronados se acercaron a las urnas para emitir su voto.
Aquellos comicios fueron los primeros que se realizaron, sin ningún tipo de restricción a las diferentes fuerzas políticas que compitieron en ese momento.
Las elecciones anteriores se había realizado en marzo de 1973, que incluso hubo un intento de condicionarlas por parte del entonces presidente de facto, Alejandro Agustín Lanusse, que propiciaba un acuerdo nacional, pero fue abortado por la oposición que ejercieron entonces el peronismo, el radicalismo y el frondizismo con la firma del acuerdo «La Hora del Pueblo», que rechazó los condicionamientos militares y reclamó elecciones libres.
Al día siguiente del histórico 30 de octubre de 1983, Alfonsín se reunió con Luder para comprometerse a consolidar la unión nacional y fortalecer la institucionalidad en el país, así como desde el entorno del radical comenzaron los contactos con la cúpula militar para diagramar la transición.
El regreso formal de la democracia se concretaría el 10 de diciembre de 1983, en medio de festejos que desbordaron las calles de todo el país y, abrieron la etapa más larga e la historia, sin golpes militares en la Argentina.(VW)
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